Abril debería ser más el mes de la tormenta que de la lluvia, la verdad, xd. Estos días estoy más atareada que nunca. Primero, tengo que ayudar en una campaña de mi colegio para con Añisok. Este año han tenido la genial idea de que mi clase ayude a prepararla. Veréis, todos los años hacemos campañas para recaudar dinero y enviarlo a este pequeño pueblo de África, en el que también existe un colegio de nuestra hermandad (soy de un colegio de monjas, sí). Los últimos años hemos estado concentrados en ese colegio, en mejorarlo. Un año recaudamos dinero para hacer un pozo con agua potable; otro para construir las aulas; otro para conseguir pupitres y material escolar, otro para los lavabos y otro para instalar placas solares y dar luz y energía al recinto. Este año nos centramos en mejorar el patio para que los niños tengan donde jugar a fútbol (les encanta, xd) y en instalar unas vallas para proteger la escuela de algunos vándalos que se cuelan de noche y lo destrozan todo. Tenemos que dividirnos en grupos e ir por todas las clases transmitiendo el mensaje a los alumnos de un modo que los concienciemos para que pongan empeño en donar algo. Y yo y tres amigas nos ocupamos de 3º de primaria. Tenemos más o menos pensado lo que vamos a hacer y ahora tenemos que ponerlo en práctica.
Segundo: los de 1º de bachiller siempre son los que se encargan de organizar la fiesta del colegio y este año, cómo no, nos toca a nosotros (nunca hemos tenido que hacer tantas cosas en un curso, XD), y ya nos véis decidiendo qué juegos metemos, quién se ocupa de cada uno, quién establece los horarios...
Tercero: Y por si fuera poco, nosotros bailamos en esa fiesta, así que hay que ensayar el baile. Vamos a hacerlo con canciones de Grease, creando un espectáculo semejante al de la peli y eso (yo quería hacer de Bollywood, que está menos visto, pero en fin.). En mi grupo necesitamos un maldito coche de cartón, que se suponía que íbamos a hacer antes de vacaciones, pero al final nada. Tenemos que quedar para ensayar y hacer el coche, y si encima a esto le sumas los deberes y lo demás... buff.
Cuarto: bueno, esto es para mí, pero da igual. Resulta que quiero presentar una historia al concurso de Jordi Sierrra i Fabra, pero he leído el reglamento y resulta que de momento no tengo ninguna historia que cumpla con lo establecido, así que la tengo que escribir. Ya la tengo pensada, pero entre que soy muy vaga para empezarla pero aún más para acabarla, no sé si tendré tiempo (por no hablar de que mi madre controla más mis horas en el ordenador y ha establecido una hora por semana y dos en fin de semana, :(. Lo tengo difícil, pero espero conseguirlo (aparte de que tengo unas cuantas dudas aún sobre ciertos puntos).
Como véis, estoy muy liada, pero siempre me quedará mi bendito blog en donde podré escribir y desahogarme un poquito.
En fin, mi tiempo en la web se ha acabado (¿mi madre tiene telepatía o qué?). La Escritora se las pira, vampira.
Un mes con mucho jaleo.
Ya es tarde.
No puedo hacerte ver lo destrozada que estoy, ni siquiero tengo fuerzas para escribir esto, pero lo hago porque escuchar esta canción me da fuerzas. Pero no, no pienses que te voy a decir cuál es; ya no pienso contarte nada más, hace muco que perdiste ese derecho.
¿Aún te preguntas por qué? Veamos... ¿por dónde empiezo?
Me humillaste.
Me traicionaste.
Me dejaste en evidencia delante de todos a los que amo, incluido tú.
Me cortaste las alas que tanto había estado incubando con esmero.
Me quitaste mis sueños.
Me aplastaste.
Me dejaste sin esperanza, sin una cuerda a la que aferrarme, sin un salvavidas.
Me dejaste sola.
Me arruinaste.
Me hiciste desaparecer.
Me convertiste en un robot sin pena ni gloria.
Me hiciste esclava de la injusticia...
Como ves, la lista es inmensa. Al leerla he comprendido que "dolor" es una palabra que se queda corta. Porque no existe ningún término para nombrar la consecuencia principal de lo que me has hecho, en qué me has convertido. Me has aislado del mundo, me has quitado todo lo bueno que había en mí.
Ahora sólo puedo sentir odio, odio infernal.
No temo a la muerte, y menos al infierno. De hecho, esta es la última carta que escribo, literalmente. No te lo tomes como algo personal, ¿vale? He oído que cuando una persona se suicida ya no siente más malestar. El Otro Lado se convierte en un lugar maravilloso, en donde sólo reina felicidad. ¿No sería fantástico que todo lo que ha sucedido aquí pudiera olvidarse? Eso es lo que hacen contigo.
Y yo quiero olvidar.
Pero antes, necesito hacer una cosa. Estoy harta de ver cómo tu vida mejora con muchísima rapidez mientras que la mía se va apagando. Todo esto es por tu culpa. Si a estas alturas todavía piensas que estoy loca, prepárate y verás, porque aún no has visto nada en comparación.
Sí, este es el momento en el que empiezas a inquietarte, ¿verdad? Te preguntas "¿Qué será lo que está tramando?" O más bien, lo que he tramado o tramé, porque para cuando leas esta carta, estarás en el infierno, haciéndome compañía. Bueno, no en realidad; yo no quiero estar en un sitio donde tú estés, sinceramente.
Es extraño cómo cambia el hilo de una carta, ¿no? Al principio parecía que iba a ser de desahogo, y en principio lo era, pero la canción que me mantenía estable (más o menos) ha acabado, y el odio que siento hacia ti se ha incrementado. Así que voy a hacer lo siguiente: voy a coger un cuchillo y una cuerda y voy a ir a tu casa a las 8:00. Oh, no, no esperes que vaya a matarte, no. Soy mejor persona que eso. En su lugar, tú te matarás junto a mí, nos iremos juntos de este mundo.
Lo bueno es que yo me voy porque ya no tengo nada por lo que vivir, nadie me quiere ya; lo malo es que tú sí tienes qué perder: amigos, vecinos, familia, bienes, salud...
Qué difícil es recordar el tiempo en que yo también tuve eso. Tú me lo arrebataste todo. Ahora sólo busco un modo de compensármelo a mí misma, porque dudo de que alguien lo quiera hacer.
Siento una enorme lástima por ti, en serio. Pero alegría por mí.
No intentes remediarlo, no intentes cambiar el pasado que fue perfecto para mí, no intentes agradarme de nuevo, no me pidas perdón. Porque ya es tarde, tarde para comprender, tarde para frenarme. De verdad, no hagas cosas en vano. No voy a cambiar de opinión. Yo ya no quiero vivir, y tampoco quiero que vivas tú, no de esa forma.
Espero que allá donde vayas tengas tiempo de leer esta carta. No la leerás en su momento porque eso sería perder el tiempo. Prefiero dártela de una manera en que sepas que no la tienes hasta más tarde. Ante todo, recuerda que te quiero y te odio a la vez, después de todo, ya es tarde para cambiar mis sentimientos. Ya es tarde para todo.
Espero no verte en el Otro Lado, Espíritu.
Emmm, vale, esto es lo que ha quedado. Estaba practicando la escritura automática, uno de mis pasatiempos favoritos, y bueno, supongo que me he dejado llevar un poco.
Puede parecer extraña, lo sé, pero es lo que me ha salido. Sí, cada vez que practico la escritura automática me salen cosas semejantes. Pero eso es lo bonito de los relatos, ¿no? Espero que dejéis comentarios sobre lo que os parece.