Estoy sentada en un banco, la lluvia cae y se desliza por mi piel, por mi pelo. La sensación de notar el agua fría es relajante. Mucha gente odia la lluvia porque le parece triste, fúnebre, pero a mí me encanta. La lluvia es el único modo de conexión que tengo con este mundo.
Porque pasa el tiempo. Pasan meses. Pasan años. Y yo sigo aquí.
No me muevo, no siento. Sólo abrazo la lluvia.
Cada gota es una razón de ser, una razón para seguir viviendo. Cada una refleja lo que yo era y ya no soy. Agradezco el momento en que decidí deshacerme de los disfraces, las ataduras. Me deshice de todas mis cosas, ropa incluida, y vine aquí, a esperar.
No necesito nada más que la lluvia para sobrevivir. Ella es mi única necesidad auténtica. No como, sólo bebo. Me ducho en la lluvia.
Cierro los ojos para sentirla aún más, para perderme en ella. Me levanto y alzo los brazos, dándole la bienvenida a mi cuerpo.
No hay nada más que ame, sólo a ella. A las gotas que caen sobre mi rostro y se deslizan, me acarician, dejando un gusto apacible. Me limpian por dentro y por fuera. Pero no es agua bendita, sólo es lluvia.
Una lluvia monótona. Una lluvia simple como otra cualquiera.
1 comentarios:
Sólo se me ocurre decir una cosa:me encanta *.*
Aunque la verdad es que no me gusta la lluvia... sobre todo porque cuando llueve aquí suele ser con viento huracanado y me deja el pelo como una ovejita xD pero amo las lluvias de verano. Son tan... relajantes y refrescantes.
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